Dios son a veces gravemente afligidos por inquietudes acerca de su propia condición espiritual. Ven muchas debilidades en sus propios corazones, y en la práctica encuentran que sus hechos se quedan cortos en comparación con sus deseos, tanto que son fuertemente tentados a dudar de la realidad de su propia gracia, e imaginan que son solo unos hipócritas que nunca alcanzarán el Cielo. Ser salvos es una cosa; sentirnos seguros de que somos salvos es otra muy diferente. Hay muchos verdaderos creyentes